Te robé tu nombre,
susurrándotelo de
noche
mientras duermes.
Las ventanas abres,
cuando todo
oscurece.
Dónde,
podré volver
a verte,
para abrasarte
lo suficiente.
Quedaron ilusiones,
sin cumplirse
como antes.
Escúchame,
una última vez
necesito besarte.
Sentirte,
frente a frente
encaminando mí
viaje.
Fuimos cómplices
descubriendo detalles,
respirando fuerte,
mirándote en
silencio
hasta despertarte.
Me prometiste,
un amor permanente
pero nada fue
por siempre.
Álvaro Camacho