Rodeado de serpientes, ya no confío en nadie solo creo a la mente
posibilidades, probabilidades, opciones te las roban, cuando luchas entre personajes inútiles
sin dos dedos sobre su frente
esa suerte es demasiado ausente y los alambres, crecen como inquietudes con talismanes polivalentes
el ayer junto al mañana, pendiente por siete o trece enlaces que nunca mereces
Recapacitar, no es de sabios la verdad que solo lo hacen algunos listos del vecindario
cinco sentidos y uno malgastado por escuchar demasiado al pensamiento marginado
el dolor interior, siempre será en uno mismo, nunca de las situaciones con egocentrismo
cicatrices, heridas, disparos provocadas por el ser más inhumano sin condición ni ubicación
El tiempo ya solo es sangre, y las calles de estas ciudades no pueden desahogarse
aire por pago anticipado sobre los pies con realidades e imagines entre clichés
cuanto hablas, menos transmites, aparte no dices eso que prometiste
la gente sigue inconfundible por sus cánones matinales
los asuntos sociales importan poco si a cambio, decrecen esos temas bursátiles
Aprovéchate de mis fragilidades pero nunca intentes quitarme la suerte
estas configuraciones son tan permanentes que volver a intentar seria incoherente
si todavía mientes
a veces, sientes o solo compones situaciones improcedentes de errores anteriores
ahora largometrajes efervescentes en lugares con precariedades inocentes
es lo más normal, para algunos polizontes no benevolentes...
Álvaro Camacho
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